Por eso Pacto Niñez es una iniciativa que integra 90 organizaciones de la sociedad civil para impulsar un cambio de mirada: una nueva agenda pública fuerte y persistente para asegurar el bienestar de la niñez y la adolescencia en Chile en sus entornos, en el buen trato y en la enseñanza socioemocional.

Las y los agentes de cambio han estado trabajando en distintos talleres e instancias de diálogo facilitados por Fundación Chile para construir la Hoja de Ruta por la Niñez. Este documento pretende delimitar los principales acuerdos que hayan nacido de la sociedad civil en torno a los problemas y soluciones más urgentes de la niñez y la adolescencia en nuestro país, y que por su puesto, tienen cabida en nuestras políticas públicas.

Para lograr insertar en el imaginario colectivo la importancia de esta transformación hacia una sociedad que considere los derechos de la niñez de manera transversal a todas las aristas de nuestras vidas, , sabemos que hay perspectivas y formas de hacer las cosas que tenemos que cambiar como personas y como organizaciones, partiendo por integrar a la niñez y a la adolescencia como participantes activos de estos cambios.

Bien lo sabe Carolina Muñoz, directora de Pacto Niñez y trabajadora social de la Universidad Católica, que hoy aboga por la integración total de “quienes son expertos de su propia vida. Ojalá que de aquí a tres años, estos grupos donde están las organizaciones de la sociedad civil puedan poblarse de niñas, niños y adolescentes para que puedan participar e insumar desde su propia experiencia lo que definamos cómo objetivos de cambio público”, dice.

Cuéntanos en detalle cuáles son los aspectos más urgentes a transformar en nuestra cultura para empezar a incluir las necesidades de la niñez de forma transversal a nuestras soluciones públicas.

Para que la inclusión de las necesidades de la niñez sea parte de nuestra cultura, hay cambios que tenemos que hacer por lo menos de aquí a tres años. Por ejemplo, en nuestra sociedad somos llamadas/os a ser autosuficientes e independientes. Tenemos que cambiar esa cultura y admitir que para lograr cambios nos necesitamos entre las personas y entre las organizaciones para cambiar la vida de quienes nos necesitan.

Junto con eso, tenemos que darle prioridad a conocer cuáles son las lógicas con las que viven las familia de esas niñas y niños por quienes trabajamos y cómo quieren construir su futuro. Luego queremos tratar de conocer y reconocer cuáles son las experiencias benevolentes en la vida de las niñas, niños y sus familias, porque sabemos mucho la adversidad, y sabemos que la adversidad marca el trayecto vital desde lo que son hoy día a lo que pueden llegar a ser como adultas y adultos. Eso ya es un cambio de mirada.

En ese sentido, ¿cómo pueden aportar organizaciones de la sociedad civil que son tan distintas entre ellas, a promover un cambio de cultura en conjunto?

Siempre nos paramos desde un lugar experto para construir la política, hoy día tenemos que hacerlo al revés, y pensar qué es lo que la comunidad necesita para insumar lo que definimos como necesario de inversión y estrategias de intervención.

En ese sentido, las organizaciones de la sociedad civil también se necesitan, porque solas, solos, no hemos podido. Tenemos que empezar a hacerlo juntos, y ese es un cambio cultural, porque hemos sido llamados al individualismo de manera natural.

Cuando hablamos de participación de la niñez, es importante pensarla de forma integral y a largo plazo. ¿Cómo están organizando esa participación desde Pacto Niñez?

Es bien natural la necesidad de involucrar a quienes son los implicados en los procesos, eso es transversal en todos los ciclos vitales. Una podría preguntarse por qué las niñas y niños no han sido invitados antes a insumar las definiciones de programas sociales, de políticas públicas o planes locales.

Si uno piensa, para definir las políticas de los adultos mayores, se les va a preguntar cuáles son sus necesidades, sin embargo tenemos una dificultad respecto de preguntar por las necesidades de la niñez de forma concreta, en su vida cotidiana, en el territorio, en la escuela, en los grupos de pares. Es fundamental conocer lo que les hace vibrar, para poder construir planes que sean significativos para ellos y tengan la motivación de implicarse.

La niñez por su parte, tiene un potencial enorme de participación. Quizás los nichos que hemos creado hasta ahora como sociedad para invitarlos a participar no son los más adecuados. Por eso es necesario indagar qué cosas son importantes para ellas y ellos y luego crear los nichos. Para crearlos también, tienen que ser consultados y consultadas.

¿Qué puede esperar nuestra sociedad de Pacto Niñez?

Creo que la sociedad debería ser impactada por este Pacto. La incidencia política no puede estar alejada de una mirada comunicacional donde uno impacte la conciencia de la necesidad de poner foco en las niñas, niños y adolescentes. Por otro lado, tenemos que reconocer que las necesidades no son de las organizaciones de la sociedad civil ni del Estado, sino que son comunitarias, por eso la co-responsabilidad cruza todo este proyecto.